La onomancia es una técnica que trata de visualizar los poderes y las circunstancias de las personas en función de sus nombres.
A continuación te contamos más sobre esta mancia capaz de analizar las características de las personas en base a su onomástica.
Un poco de contexto sobre la onomancia
Se trata de un método de adivinación que hunde sus raíces en las civilizaciones antiguas. No supone una distinción especial, pero sí que es una información significativa. Ten en cuenta que aporta el bagaje de tradicionalismo que implica la confianza de culturas milenarias en esta mancia.
En primer lugar, recordamos que existían tribus que nombraban a sus hijos fundamentándose en las letras que los relacionaban con los animales. De este modo deseaban que sus virtudes se transmitieran a la descendencia. Por su parte, en la Antigua Grecia también se practicaba la onomancia. En este caso en relación con el culto a la numerología. ¿Cómo se interpretaba esta relación? Pues contrastando los valores numéricos de las letras mediante la realización de cálculos. Incluso en este tipo de cortes se llegaba a analizar a sus componentes por este método, lo que incluso provocaba las depuraciones de quienes no eran consideradas personas de confianza.
¿Cómo tenemos que interpretar el poder de las letras?
Aunque los expertos en onomancia tienen esta cuestión clara, tú, como posible cliente de sus servicios, has de retener la clave de estas adivinaciones. No se trata de que les aportes solo tu nombre, sin ninguna explicación más. Ellos, de todas maneras, te van a seguir preguntando por el nombre que realmente utilizas y por el que se te conoce popularmente. Por ejemplo, en ámbitos como la familia y el trabajo.
Así que, si, por ejemplo, das al especialista en esta técnica un nombre tuyo que no es de uso común, aunque sea con el que te bautizaron, esta no funcionará. Obtendrás unos pronósticos desacertados y que te conducirán a sacar conclusiones indebidas. Así que lo primero que debes valorar es actuar con los máximos rigor y sinceridad.
¿Se parecen el tarot y la onomancia?
En cierto modo existe un parentesco entre estas ciencias, como un aire de familia. Hemos de señalar que la influencia de los astros está presentes en ambos. Pero no cabe duda de que se hace notar mucho más en el tarot. En este sentido, te recordamos que el influjo de los astros en el tarot tiene que ver con el momento del nacimiento de la persona.
Por su parte, la onomancia tiene una vinculación concreta con los planetas. Las letras se asocian a ellos y, en este aspecto, se considera la inicial de cada nombre. Pero la vinculación de esta letra no se produce con un hecho biológico incontrovertible, como es el momento en el que se consuma un nacimiento. Tiene que ver con una circunstancia que depende no de la fuerza del destino, como en el tarot, sino con la de la voluntad. La voluntad de elegir un nombre concreto para ser en el mundo.
Una elección en la que a menudo, más que el propio nominado, participan los demás (padres, amigos, familiares, etc.). Aunque siempre suele existir una posibilidad de escoger cómo uno quiere presentarse ante los demás, existen contextos en los que no resulta sencillo modificar la tendencia nominal que ya se ha ido consolidando.
Por esta importancia concedida a la primera letra del nombre no han sido extraños los casos de quienes, conociendo la técnica de la onomancia, han hecho valer su influencia a la hora de poner un nombre. Nos referimos a un nombre mediante el que creyeran que estarían captando determinados valores y virtudes.
Unos ejemplos prácticos
Por último, vale la pena bajar al terreno de la práctica para comprobar algunas de las conclusiones que derivan de esta interpretación del futuro a partir de los nombres.
El influjo de los planetas viene determinado por las características que se les asocian. Se trata de una incidencia que también se hace notar en las iniciales. Por ejemplo, Marte está relacionado con las condiciones guerreras, Neptuno con la intuición, Mercurio con la agilidad del pensamiento, Venus con la energía y Saturno con los aprendizajes.
Según el nombre que se haya afianzado y la letra por la que comience, la persona en cuestión adquirirá rasgos asociados a estas fuerzas astrales. Conformarán una parte muy importante de su personalidad y marcarán de una manera clara sus relaciones con los demás.
Estas influencias planetarias van a estar muy presentes no solo en las dinámicas de sus entornos, sino también en cómo afrontan las situaciones que el destino les va deparando. En resumidas cuentas, su nombre les proporciona unas energías vitales que son las que marcarán un patrón en su manera de hacer las cosas.
En definitiva, la onomancia nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos mediante nuestros nombres y a interpretar qué podemos esperar de los de los demás.
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