Solo has de adquirir el poder de ayudar. Un arte que no sirve para sanar no es arte
Con las anteriores palabras inicia Alejandro Jodorowsky su obra monumental y definitiva sobre el Tarot, el libro titulado “La vía del Tarot”. En sus primeras páginas el autor chileno señalará el carácter y la naturaleza terapéutica de este modelo de videncia.
Existen infinidad de artículos y de blogs centrados en el mundo del Tarot y lo esotérico. En todos se puede leer básicamente lo mismo: lo excepcional que son siempre sus tarotistas, el alto poder de adivinación, el don excepcional que poseen todas ellas…
Y sin embargo, en dichos artículos se olvidan de algo, esencial, que quizá está por encima de los resultados y del asombroso y excepcional don del que presumen todos o casi todos los profesionales de este mundo; se olvidan de conceptos como la ayuda, la empatía, la comprensión, el saber transmitir esperanza y emoción, la emoción de superar los problemas de nuestros consultantes y la esperanza de construir un futuro mejor gracias a la información que nuestros profesionales del Tarot son capaces de transmitir.
No nos equivocaremos sin afirmamos que una tarotista que no sabe comunicar y que abandona la parte humana y emocional de su trabajo, para centrarse única y exclusivamente en el don profético y la interpretación de los Arcanos, no es una buena tarotista.
En definitiva, al menos para nosotros, para nuestro equipo de hombres y mujeres entregados a la interpretación de las cartas y a la empatía con las personas que necesitan de nuestro trabajo y de nuestra fuerza, un tarotista no solo tiene que leer y saber interpretar, también tiene que saber comunicar, transmitir y sobre todo alcanzar un rango de empatía con la persona que, quizá, ansiosa pregunta y necesita saber.
Desde aquí no entendemos el Arte del Tarot sin el componente humano, sin la naturaleza de ayuda y entrega a las personas que verdaderamente lo necesitan.
Es cierto que la solución de nuestras vidas está en uno mismo, sin embargo nosotros somos partidarios del consejo, de ser guías espirituales y sabedores de esperanza. Queremos ser una luz, una esperanza en la oscuridad o en el drama de las personas que nos necesitan.
Nuestro lema, el de todo nuestro equipo, es la frase que citábamos al comienzo de este artículo, atribuida al gran maestro comunicador Jodorowsky:
Solo has de adquirir el poder de ayudar. Un arte que no sirve para sanar no es arte
Ser una buena tarotista es ayudar a través de la palabra
Desde este principio, creemos en lo terapéutico del Tarot y de sus lecturas. No importa el tiempo que tengamos que estar con una persona, eso es lo de menos. Importa que esa persona salga distinta, el poso de esperanza que, a través de nuestra palabra, pueda quedar en su corazón y, al cabo de horas, o días, germine en esperanza y una nueva actitud ante la realidad, porque el Tarot y nuestros tarotistas también pueden mostrar que, a veces, la realidad es distinta a como la vemos, es también y sobre todo, cómo la sentimos, la energía que proyectamos y la esperanza que atesoramos.
Es cierto, aportamos información sobre el futuro, pero también dotamos a la persona que nos pregunta de capacidades: capacidad de cambio, capacidad de transformación, capacidad de auto-conocimiento y capacidad para crecer personalmente.
Si desvinculamos al Tarot de su parte humana, tal y como podemos leer en otros lugares, estamos despojando a este arte milenario de su propia esencia y concepción: la ayuda a otras personas.
Para concluir diremos que, firmemente, creemos que la esperanza es lo más fundamental para el ser humano, nosotros queremos transmitir ese camino, esa senda hacia la esperanza a través de nuestra palabra y el valor humano y comprometido de nuestros tarotistas porque, además de tener esa capacidad y ese don, ante todo son personas que creen en otras personas, ese es quizá nuestro secreto y nuestra fuerza.
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