Hay quienes afirman que esos seres que logran conquistar y seducir casi a primera vista utilizan el poder de la mente para enamorar. Son, al parecer, personas portadoras de una personalidad fuerte que se muestran seguras de sí mismas. Por esta razón, su entorno ve en ellas un aura particular que los vuelve irresistibles física y emocionalmente. ¿Conclusión? La atracción sexual por estos seductores en serie es elevada. Ellos actúan como seres encantadores. Verdaderamente como encantadores de serpientes.
El enamoramiento es un tipo de pérdida de la consciencia. Muchas veces es comparado con la locura o las pasiones; justamente porque en él la razón y la objetividad brillan por su ausencia. Esa es la magia del amor en sus comienzos (por fortuna, con el tiempo, deriva en un amor real). A causa del «flechazo de Cupido», alguien vive un idilio que le permite ver al otro miembro de la pareja perfecto y completo. Íntegro y sin fallas.
Se debe a que el enamoramiento es un estado singular de «atontamiento» que hace que un hombre o una mujer permanezca por un tiempo variable (la ciencia confirma que bastante corto) a merced de otro individuo que lo ha cautivado.
El poder de la mente para enamorar y para «hipnotizar»
Ya Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, en su Psicología de las masas y análisis del yo se animó a comparar al enamoramiento con la hipnosis que, por aquellos años era una herramienta terapéutica que gozaba de gran prestigio para curar ciertas neurosis. Nadie, hasta ese momento se había animado a ir tan lejos. Él alegaba que la persona enamorada respondía al ser amado como el hipnotizado al hipnotizador. Y aquí es cuando entra en juego el poder de la mente a la hora de enamorar.
Hay quienes realmente parecieran estar entrenados para robar las miradas del sexo opuesto y ganarse su extrema confianza, incluso usar el poder de la mente para enamorar. Son aquellos seres que conquistan por su carácter y su forma de pensar y decir lo que piensan. Se caracterizan por tener un pensamiento cien por cien positivo que los destaca de entre una multitud.
Es así como logran que ya nadie repare en sus condiciones físicas (no importa si son bellos o verdaderamente feos), sino en su mente o inteligencia. Y es así como ganan adeptos vayan donde vayan y, por supuesto, amantes donde se lo propongan: en el trabajo, el reencuentro con compañeros de la secundaria o en un torneo de pádel (lo mismo da). Ellos van por la vida como manifestando: «tengo todo lo que precisas».
Trucos para enamorar y obtener del otro lo que desees
Usar el poder de la mente para enamorar no es otra cosa que emplear determinados artilugios para ganar la confianza del otro y su simpatía. Es lícito y no tiene que nada que ver con un abuso de poder. ¿Te ha pasado alguna vez que con una simple sonrisa alguien ha llamado poderosamente tu atención? O seguramente hayas reparado en alguien por el modo en que conduce su coche o camina a tu lado. Sin duda, la seguridad y la fuerte personalidad son rasgos que no pasan inadvertidos y que conquistan sin más.
Pero hay otros trucos para enamorar. Te los contamos.
- Divertirse. La alegría es una cosa seria. Es un don que no muchos tienen y que enamora. Siempre, entre una persona con un físico increíble y otra que te hace reír, quédate con la que te garantice pasar más un buen momento.
- Reírse de sí mismo. Un hombre o una mujer que tienen el humor suficiente para mofarse de sí mismos y reírse a carcajadas, sin duda conquistan.
- Sortear obstáculos con humor. Quien es capaz de reírse en situaciones complicadas o incómodas demuestra seguridad y se muestra optimista. Esa actitud gana simpatías.
- Desnudar con la mirada. Hay personas que seducen con la mirada. No bajan los ojos y miran fijo (pocos se animan a hacerlo). Logran apoderarse de la mirada del sexo opuesto e intimidan con solo pestañear. ¿Has sentido alguna vez la fuerza de una mirada? De seguro que sabes de qué hablamos.
- Ir directo al objetivo. Una persona segura sabe lo que quiere y lo quiere ya. Si hablamos de conquista, ya en la primera cita robará un beso y pretenderá ir más allá. Porque no está dispuesta a perder un minuto de placer. Lo quiere todo y lo quiere para ayer.
Como advertirás, el poder de la mente para enamorar se va adquiriendo con el tiempo. Se entrena. Tú puedes dominarlo a la perfección si te lo propones. Comienza por imaginarte las escenas de seducción: qué decir, cómo moverte y cómo avanzar hacia el otro. La mente es poderosa y hará que, llegado el momento, lo hagas como si lo hubieses ensayado previamente. Te ganarás todos los aplausos, los besos y mucho más.